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Cuando el SEÑOR vio que Moisés se estaba acercando para observar mejor, lo llamó desde el arbusto:

—Moisés, Moisés.

—Aquí estoy—respondió él.

Dios le dijo:

—No te acerques más y quítate el calzado porque el suelo que estás pisando es sagrado. Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.

Moisés se cubrió la cara porque tenía miedo de mirar a Dios.

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